Eder Aurre de moda en Bizkaia

El suyo es uno de los nombres de la moda en Bizkaia. Desde niño le atrajo lo creativo. Optó por la costura. Estudió patronaje, un máster de moda y pasó por el Central Sain’t Martins de Londres. Formó parte de los equipos de varias firmas. Hasta que creó la suya propia. Tiene 30 años y una carrera que sigue al alza.

Eder Aurre se ha trasladado a un atelier más grande en el mismo municipio en el que abrió el anterior, Portugalete. El lugar en el que el Puente Colgante cose con acero las dos orillas de la Ría. En el taller confecciona las sudaderas y camisetas que se han hecho famosas en Bilbao y, sobre todo, prendas diseñadas para mujeres concretas.

Vestidos para fiesta o para novias. A Eder le gusta conversar con sus clientas y detectar qué es lo que desean de verdad.

Parece aún más joven de lo que es. Su mirada despierta destaca a una altura cercana al metro noventa.

“Me gusta Bilbao, es mi ciudad. Un lugar familiar, de tamaño medio y ambiente sano” asegura el diseñador. “Cuando he salido me he dado cuenta que es una ciudad maravillosa, con espacios amplios para caminar. Al volver siempre me digo: como Bilbao no hay”, añade.

Durante los últimos cinco años, Aurre ha tenido ocasión de conocer también Portugalete. “Me parece que esta parte de la ría es una joya. Deberíamos sacarle más provecho aún. Creo que contamos con una ría que es una preciosidad. Darte un paseo por la ría es una gozada”, detalla el modista.

Y, claro, no se trata solo del paisaje o el patrimonio, también está la gente. “El ambiente que hay, por ejemplo, los fines de semana por la zona de los bares del ayuntamiento de Portu es muy agradable; los conocidos que vienen siempre me comentan que les encanta. La verdad es que es uno de mis refugios. Cuando puedo escaparme, me puedes encontrar en esa zona”, recalca.

En Bilbao suele estar por el Casco Viejo. “También Ledesma y el Muelle de Ripa”, apunta. “Y me encanta el Mercado de las Flores de los domingos en los tinglados de El Arenal de Bilbao. Me apasionan las flores. Y aprovecho para luego tomar algo en la Plaza Nueva, sobre todo si es invierno o con un día de luz, que haga bueno pero frío, me parece un planazo”, concluye.